Escrit per: Anònim
Los días pasan más rápido de lo que quisieras, pero aquí estás otra vez, un 30 de diciembre pensando en
lo mucho que has hecho en estos últimos meses. Y no todo han sido risas, pero te gusta intentar mirar el
vaso medio lleno (aunque no siempre lo consigas) y estás eternamente agradecida por este año. El
otoño ha venido más frío que de costumbre y sabes que no hablo de la temperatura. Pero tú te has
atado el pelo en una cola, has bebido agua y has sacado pecho, como diría mami. Ha sido un año de
subidas y bajadas, pero, que bonitas esas subidas. Has viajado, has llorado de risa, has conocido a gente
nueva, has nadado, cantado y bailado. Has descubierto mil cosas nuevas y has aprendido a apreciar un
poco más las que ya conocías. Te has despertado con el corazón contento y te has acostado con esa
sonrisa que tanto te caracteriza. Te has equivocado, has aprendido y aquí estás hoy, feliz, porque todo
ha valido la pena.
Dejas este año contenta. Te han dicho mil veces que la vida es corta y que estás aquí para disfrutarla y
cada vez más has ido soltando el control y el miedo y te has dejado disfrutar. Te sientes afortunada. Te
retas a no olvidar todos los consejos que te han dado y a relajarte un poco más. Habrá días en que
sudarás más subiendo la cuesta, y para aquellos días en que no te sepa tan bien el chocolate, estés
demasiado de mal humor como para ponerte unos tejanos, te frustres por cualquier tontería, para los
días de “yo es que estoy harta” y de “qué pereza todo”, respira. Respira aguantando cuatro segundos y
mira por la ventana. Sal a correr y canta un rato. Respira otra vez. Esto también pasará.
Podríamos estar enfadados, pero qué difícil enfadarse cuando hay tanta belleza en el mundo. Capta la
que puedas y enfádate menos 🙂