Hay personas que me vuelven locas.

Hay personas que me hacen reír solo con verlas.

Hay personas que hacen de mis días aventuras.

Hay personas que me hacen sentir una princesa.

Hay personas que provocan mis lloros.

Hay personas que me rompen en pedazos.

Hay personas que juegan conmigo y ni me doy cuenta.

Hay personas que inundan mi vida de alegrías.

Hay personas que, con tan solo añitos, me hacen sentir la más afortunada del mundo.

Hay personas tristes y personas contentas.

Hay personas que adoro con toda mi alma.

Hay personas que hacen de mi una hermosa muchacha.

Hay personas que olvidan quien soy.

Hay personas y personas; unas nos mienten, otras nos adoran, algunas nos quieren, muchas nos odian. Vivimos en un mar de personas, somos personas. Queremos que todas sean como nosotros, que nos quieran, que nos cuiden, que nos entiendan… Esperamos que sepan que queremos, que comprendan que nos pasa con una mirada. Me sabe mal, pero esto solo ocurre en las novelas rosas y en el cine, aquí, en el mundo real, no sabemos leer mentes, aún… Aquí, en la realidad, hacen faltan las palabras; palabras de amor, palabras con respeto, palabras de miedo y palabras de risa. Aquí, donde vivimos las personas, son necesarios los gestos, las sonrisas y los quiero, pero no puedo. Uno puede aparecer y desaparecer cuando le venga la gana, cierto, pero es impensable esperar que nada haya cambiado. Palabras, ¡cuánta falta nos hacen! Hay tipos y tipos de personas, todas distintas; no son otro yo, no piensan como yo, no saben que necesito yo… Para eso están las palabras, para hacer de este mundo un lugar más agradable, para que cuando te vayas, yo sepa si volverás o si aún estás pensándolo. Palabras y más palabras, personas y más personas. Hacen daño, unas y otras, y, como me quiero a mi, yo así lo expreso. Las palabras duelen, las personas también, pero duele más guardarlas sin saber muy bien porqué. Somos únicos, para lo bueno y para lo menos bueno; somos seres maravillosos con un lenguaje súper desarrollado que nos permite comunicarnos, expresar lo que sentimos, pedir aquello que deseamos. ¡Aprovechémoslo! Digamos no a aquello que nos hiere, digamos si a aquello que nos emociona, mostremos nuestro dolor, nuestra furia y nuestra rabia, ¡seamos libres!

Hay personas que me dicen aquello que piensan aunque no me guste oírlo, las admiro por eso y les doy las gracias por ayudarme a crecer.

Hay personas que me dicen que me quieren llenando mi corazón de tal manera que no quepo en mi de gozo.

Hay personas que me aplauden si me equivoco pues respaldan mis decisiones y mi valentía.

Hay personas con las que me paso dos horas hablando al teléfono y nos recargamos las pilas de nuevo.

Hay personas por las que daría el mundo entero.

 

 

Ann Rubio Dia a dia , ,

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