Un sueño profundo me hizo entender
que hay días difíciles en los que nos toca aprender,
avanzar poco a poco moviendo los pies
reuniendo las fuerzas para no caer.
Mis ojos gritaban no quiero perder
aquello que quiero, no me rendiré.
Sin embargo, algo ocurría y me fallaban los pies
volvía de nuevo a empezar otra vez.
Una sirena y un monstruo, dos gigantes puede ser,
Sin piedad se reían de mi estupidez.
Aún así, yo sabía que hay algunos días
en los que vivir sin pesar es lo que nos conviene más.
Por eso tranquila, un rosal construía
con rosas y espinas sin miedo al perder.
Aprender cada día, vivir cada instante en el ser,
amar más allá del cielo y en la Tierra también.