¡Buenas corazones!
Ya empezaba a preocuparme de verdad la idea de no poder volver a escribiros hasta vacaciones… Soy definitivamente una alumna de bachillerato y haré una maratón si acabo el curso sin ni una cana. =) Entre deberes, baloncesto, entrenos con las peques, médicos y extras llevo una semanita como loca y, bueno, voy aprendiendo, pero cuesta y necesito un poquitín de tiempo. ¡Os echaba muchísimo de menos!
Sin embargo, no sería realista si os escondiera algo de información… la verdad es que este pasado finde no he parado quieta y he salido a bailar todas las noches (jejeje). He disfrutado más que nunca, compartido momentos inolvidables con distintas personas y recuperado amistades con las que casi había perdido el contacto. En resumen, días como los que he pasado en la Mercè muy poquitos. ¡Gracias a los que los habéis hecho posible o vivido conmigo!
Ahora si, vayamos al grano… tan sencillo como estar contigo es el título de hoy y debéis estar preguntándoos porque, yo lo estaría =). De momento, he hablado de mi, del estrés que supone empezar primero de bach y del buen rollismo al salir de fiesta. Pero lo que quería comentaros desde que he abierto el ordenador y me he puesto a escribir es la gratitud que siento ahora mismo con mi persona, de ahí el título. Inspirándome en la novela de Blue Jeans, “tan sencillo como tuitear te quiero”, he adaptado la tan famosa cita entre los adolescentes a mi situación personal.
Os sitúo un pelín… he llegado a casa a las tres del mediodía he comido un poco demasiado y me tumbado en la cama a pensar que hacer. Un minuto, dos, cinco… y mi cabeza se ha ido enroscando en un bucle de paranoia y autocompasión para nada positivo. Entonces, enfrente de esta situación, he decidido irme a pasear a la cocina y como que no había nada rico que pudiera comer me he enfadado como un bebé. Estaba yo a punto de desesperarme cuando mi hermano me ha propuesto de ver el último capítulo actualizado de Merlí, la serie de TV3 que, por cierto, me está pareciendo una temporada horrible y muy mal hecha/pensada, ha dejado de ser algo emocionante y curioso a una serie totalmente comercial con actores principiantes. Pero dejémoslo estar… se ha acabado el capítulo y me he puesto a hacer deberes y, adivina, los libros que había cogido eran los equivocados. Total, que he hecho lo que podía, he pasados apuntes a limpio y me he estresado de nuevo.
Por suerte, una Anita dulce y lista dentro de mi, ha tenido la magnífica idea de salir de casa a pasear y me he bajado hasta plaza Cataluña andando. Apuntes en mano, visión más clara y energías renovadas he repasado el temario de los controles del viernes y lunes y me he aprendido la poesía de Federico García Lorca, “Llagas de amor”. Yo, conmigo, yo en presente. En las ramblas, he entrado en la Mercat de la Boquería donde maravillada he contemplado a turistas ilusionados comprando cosas extrañas que ni yo conocía. Además, he decidido darme un capricho y, en vez de comprarme algo guarro como un helado o un gofre, me he tomado un batido de plátano y mora delicioso calmando la ansiedad que me controlaba por dentro.
En conclusión, me he dedicado la tarde a mi además de a mis deberes, he paseado feliz, he trabajado a gusto y he sabido gestionar las ganas de comer porque sí.
Resulta que sí, todo es tan sencillo si estoy conmigo.