– ¡Hacía tiempo que no hacíamos locuras!
– Lo hemos pasado muy mal, nos ha costado superarlo. Yo aún no estoy segura.
– Yo tampoco cariño, pero volvemos a estar juntos otra vez.
– Esta tarde he recordado que era reír a tu lado – estoy llorando pero no me importa – pero esto no significa que lo haya olvidado.
– Olvidar no es fácil. – no quiero volver a discutir, pero tiene razón y puede que la haya perdido para siempre.
– Pero gracias por traerme aquí, te he echado de menos.
– Yo también, pero siento que lo de hoy lo ha recuperado todo… ¡Puedes pensar que me he vuelto loco!
– ¡Pues claro! Nada de lo que hemos hecho esta tarde ha sido normal.
– ¿Normal? ¿Qué es eso? ¿Quién decide?
– Ellos….
– Pues te equivocas, lo que hemos hecho esta tarde ha sido especial, como tú. Diferente como yo, y único como nuestro amor. – La miro, cómo reacciona, que piensa, y veo en ella una niña perdida en un mundo muy cruel. Me doy cuenta que lo que le digo a ella, también lo he de aceptar yo y que a su lado soy una persona distinta mucho más dulce y soy feliz…. Ella me hace feliz pero no lo entiende, o no quiere entenderlo, no lo sé. – Mira más allá de la ropa, las miradas y la gente. Siente que no existe nadie, solo estamos tú y yo. Ahora grita, grita lo que sientes, dile al mundo lo que quieres, demuestra que tú sí que vales…
– ¡Estás chalado! No voy hacer algo así por mucho que te quiera – Estoy enamorada, lo quiero, pero tengo miedo. ¿Qué pasará cuando descubra como soy de verdad? ¿Me seguirá queriendo? Yo sí, hasta el fin del mundo, de eso estoy segurísima.
– Atrévete, estamos juntos en esto, relájate y grita. Mira como lo hago yo.
– Pablo de verdad….
– SARA, ERES LA PERSONA MÁS ESPECIAL QUE CONOZCO, ERES HERMOSA, ÚNICA, ADMIRABLLE, TE QUIERO, que digo, TE AMO Y TE AMARÉ SIEMPRE. CONTIGO SOY FELIZ – Está llorando, lo sé, los ojos le brillan y el pelo le cae por encima del pecho despreocupadamente. La miro, no sé qué piensa, pero sonríe y me doy cuenta que he hecho bien, he acertado al traerla aquí. A mi lugar favorito, donde empieza el mundo que un día descubriremos juntos, donde vengo a reflexionar y a estar tranquilo.
– Pablo…. – le digo susurrando mientras me abraza.
– Tú puedes Sara, yo creo en ti.
Lo miro a los ojos un segundo y dirigiéndome al mar, al infinito grito:
– PABLO, TE QUIERO Y NUNCA DEJARÉ DE QUERERTE, DE AMARTE. TE LLEVO SIEMPRE EN MI CORAZÓN, ME HACES SONREIR, CONTIGO ESTOY SEGURA. SOY FELIZ GRACIAS A TI MI AMOR. – ¡Lo he hecho! Me he atrevido a decir lo que hacía tiempo que pensaba. Todo irá bien, lo veo en sus ojos, en su sonrisa maravillosa y en su pelo que vuela, ahora él forma parte de mí, y yo de él.
– Ahora ya eres libre, has soltado las cadenas que te ataban. Ahora vive la vida y si me dejas yo quiera vivirla junto a ti. – La beso, un beso tierno, dulce, suave, lleno de promesas que, esta vez, pienso cumplir. – Porque todo irá bien… No te voy a perder otra vez.